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Su Alteza Serenísima

El Benemérito de la Patria. Prólogo

El Benemérito de la Patria. Prólogo

   “Soy prisionero de ustedes, hagan lo que gusten; yo moriré cien veces antes de admitir la dictadura”. 

   Antonio López de Santa Anna al General G. Durán respecto a la decisión del General Arista de nombrar a Santa Anna como Supremo Dictador y Protector de la Iglesia y del Ejército.

   ”Luchó en más batallas que Napoleón Bonaparte y George Washington juntos, once veces fue Presidente y Dictador del segundo país más grande antes de 1836 y causó la pérdida de la mitad del territorio mexicano: Don Antonio López de Santa Anna, un personaje extraordinariamente complejo que no es fácil definir en pocas palabras.

   Santa Anna era un hombre rico que tenía haciendas de acuerdo a la definición de los estándares de la época. Sin embargo, no buscaba fortuna, sino el prestigio y el reconocimiento públicos. Era un hombre singular, no tenía una visión estratégica, ni era un gran general, pero poseía una personalidad extraordinaria y sabía cómo tratar a la gente. Sabía atraerla porque tenía una cualidad carismática para hacerlo.

   Las dos fuerzas motrices de la personalidad de Santa Anna fueron su increíble vanidad y la necesidad de estar al frente. Estas fuerzas lo hicieron capaz de transformar situaciones a su favor que de otra manera hubieran terminado trágicamente. Por supuesto, en su época Santa Anna fue criticado por su conducta, pero otros individuos no podían en realidad contrarrestarlo.

   Esta es la historia de un hombre que tuvo una vida intensa, no podemos decir que más allá de lo común, pues eso sería decir muy poco, la vida de Santa Anna fue extraordinariamente intensa, y por ello resulta apasionante; pocos personajes en la historia han vivido tantas aventuras durante tanto tiempo, pues Don Antonio murió de viejo y en su cama, como debe morir un vivo”.

   Renato Blumenberg, escritor de Antonio López de Santa Anna, Colección Los Grandes Mexicanos (Grupo Editorial Tomo, 2003). Extracto de su obra.

   “Don Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna fue un gran vivillo en un mundo de vivos; un sociópata entre sociópatas, un enfant terrible como Napoleón o Alejandro, un abusado sin frenos ni límites.

   Muchos mueren en batalla y por eso son héroes; pero muchos se salvan en las batallas y son los que, casi sin querer, sucumben a la dulce ignominia del poder y se convierten en villanos”.

   Roberto Mares.  

   Los caminos eran angostos y peligrosos. Las tropas avanzaban a ritmo semilento, su ánimo decaído y su alma derrotada. Enfrente de todos ellos, sin embargo, había un hombre con la mirada en el cielo y el ánimo vigoroso. Sus pasos marchaban más firmes que las del resto de las tropas. Es el General Santa Anna y se dirige a San Antonio de Béxar (Béjar) a tomar El Álamo. Este es el inicio de la larga travesía que tendrá Santa Anna a través de un mundo decadente, un mundo donde la gloria ya no será el mismo concepto que fue antes...

   Ingratos traidores hollaron las leyes
   y se apoderaron del feraz terreno,
   y en él se colocan cual si fueran reyes
   y escuchar hicieron de la guerra el trueno.
   Así a la victoria a los bravos guiara
   el hijo de Marte, varón eminente,
   el que los destinos de la patria cara
   rige, y sus destinos sostiene valiente.
   Ilustre Santa Anna, preclaro caudillo,
   todo a tu presencia se vuelve vencible,
   eres en el triunfo bondadoso y sencillo,
   pero en el combate, con razón temible.  

  Por continuar...

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